es en el momento en que me quedo mirando las manos después de un día lento, largo, como tres domingos, cuando me miento: no estoy aquí y esto no está pasando.
no pasa nada distinto a la soledad, a la mentira de la soledad que no es tan mentira, porque sucede que te quedas parado en la plaza que queda a dos cuadras de la casa, y te quedas parado mirando, y te quedas parando obstruyendo el viento, y te quedas parado chocando con los niños que te chocan. no es tan mentira la soledad inherente, no es tan mentira cuando te quedas sentado con la guitarra antigua, el cuaderno y el lápiz, la cara reflejada en el suelo. no es tan mentira la soledad cuando vas al cine solo, cuando mientes y te dices que vas solo, pero en realidat vas con un fantasma, el fantasma de siempre, the right one, el fantasma de lo que no es y no será y no existe y no va a aparecer tampoco. no es tan mentira la soledad cuando los padres no entienden, los hermanos no entienden, cuando te escucha el perro y no entiende, cuando fumas cigarro tras cigarro y una caja en veinte minutos al lado de la ventana en la cocina. no es tan mentira la soledad cuando un número primo es gemelo, cuando siempre existe el par de por medio, cuando la repetición es infinita y sucede cada vez con menor frecuencia, pero siempre sucede, que el fantasma, que the right one, que the ghost girl, aparece después del número par, siempre separado por un número par, siempre divergente, eternamente condenado a eso que no es tan mentira.
el predominio de la y en la soledad, es la mentira de mí mismo. la mentira que no puedo sostener ahora.
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Nadie te manda a ser cobardo, a ser mina, a mentirte a ti mismo, a ser.
ResponderEliminarSalud.
pasa solo, como todo. mejor echarle la culpa a eso.
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