ya que hay un escupitajo permanente tras (y en) la lengua constantemente, se decide fumar, tomar, salir, el sexo, la soledad para olvidar que éste da la vuelta al mundo. para olvidar que en él está eternamente contenida toda la rabia por ser expulsada, toda la angustia existencial; en unos por la terribilidad de la búsqueda de ser y en otros por el intento arduo de no ser; en ambos, por una quimera, por un sueño inconcebible. no se escupe con el alma, no se sale jamás de lo que no se quiere ser y, por esto, tampoco de lo que se es. jamás se termina de escupir por el placebo que constituye para quien lo hace; esta falsa ilusión de terminar con el desamparo dentro y fuera de sí; de la soledad inmanente en la no tranquilidad impresa en cada fenotipo y en cada genotipo. no se termina jamás de escapar de sí, todo escape es un intento frustrado.
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